El trabajo de Sol Lewitt engaña. Parece simple pero no lo es. Parecemos entender cómo esta conformado pero aun así no deja de sorprender. Su trabajo inicia en la retícula, herramienta modernista de orden. Nada que Sol Lewitt hace se sale de la retícula, pero aun así, su trabajo no es limitante. Sol Lewitt parece disfrutar de restricciones. Él juega con la retícula y la lleva al borde de sus posibilidades. La repite tanto que ella misma se pierde en su propia lógica. El trabajo de Sol Lewitt tiene algo de laberíntico a pesar de estar generado por una suma de cubos. Pero inclusive un cubo no es tan sólo un cubo en las manos de Sol Lewitt. Un cubo se llega a conformar por tres elementos, por seis elementos, por nueve elementos, por doce elementos. Todos ellos cubos, pero cubos distintos, cubos insinuados; Ilusiones ópticas tangibles. Sol Lewitt parece disfrutar del proceso. Se establece retos. ¿De cuántas maneras se puede generar un cubo? Le interesa más el sistema de investigación que el resultado. El resultado es sencillo, es un cubo. Pero el sistema no siempre es sencillo, por lo menos no si uno lo lleva con el rigor y a la extensión que Sol Lewitt lleva las cosas. Sol Lewitt hace arte como Bach componía música. Ambos crean a partir de mecanismos que ponen a prueba múltiples variables. El resultado son series conformadas de múltiples partes que cuentan con cambios regulados. Sus trabajos hacen visible el pensamiento detrás de ellos. Sus trabajos son la construcción del pensamiento mismo. Sol Lewitt lo dijo de la siguiente manera: “Yo no estaba mostrando una escultura formal, estaba mostrando un proceso de pensamiento”. Sol Lewitt logra hacer una ciencia de la creatividad. Sus formulas son operativas. Sus operaciones resultan creativas.
No todo lo tiene que hacer él. Algunos dibujos inician con instrucciones. Así pone a prueba el potencial de sus mecanismos. Cualquiera los puede llevar a cabo. En cualquier lugar. Cada dibujo será diferente a pesar de seguir las instrucciones al pie de la letra. Un dibujo pide que se inicie el primer trazo al centro del muro en que se esta trabajando. La línea debe ir del centro del muro en diagonal a la esquina derecha alta del muro. De ahí, en el centro de esa línea, se dibuja otra diagonal a la esquina derecha baja del muro. De ahí, desde el centro de esta segunda línea, se dibuja otra diagonal a la esquina izquierda alta del dibujo. De ahí, una ultima línea, desde el centro de la tercera línea se dibuja otra diagonal a la esquina izquierda baja del muro. Cuatro líneas en diagonal, pero con cada muro con medidas distintas genera una composición distinta. Y aun así, cada uno de ellos sigue las mismas instrucciones. Es un mismo dibujo pero diferente. Y ahí reside la magia de los sistemas instructivos de Sol Lewitt. Lo sencillo se vuelve complejo. Otro dibujo pide que se dibujen doce puntos al azar en el muro. Luego, cada punto se debe conectar con los otros once puntos. Un tejido complejo se conforma. Una vez más, en cada dibujo ejecutado, se siguen las mismas instrucciones pero el resultado es distinto. Lo que Sol Lewitt genera es un campo de operaciones que terminan alterando nuestra percepción del espacio.
De Sol Lewitt he aprendido que las restricciones pueden ser un potencial creativo.De Sol Lewitt he aprendido que desarrollar un sistema riguroso de creación puede ser tan creativo como la inspiración de una musa. De Sol Lewitt he aprendido que la repetición no siempre lleva a lo mismo. De Sol Lewitt he aprendido que la disciplina no se pelea con la creatividad. De Sol Lewitt he aprendido que establecer reglas de juego es un juego en sí mismo. De Sol LEwitt he aprendido que establecer las reglas del juego puede ser tan retador, tan estimulante y tan divertido como el jugar.